¡El valiente soldado Dionisio Vásquez! Foto: La Patria La guerra de Chaco fue hecho bélico que marcó la...
¡El valiente soldado Dionisio Vásquez!
Foto: La Patria
La guerra de Chaco fue hecho bélico que marcó la historia boliviana en el siglo xx, entre Bolivia y Paraguay en 1932-1935. Fueron más de 50.000 patriotas que ofrendaron su vida en defensa de la patria.
Esta la historia de Dionisio Vásquez Caballero, un joven de 15 años, oriundo de Oruro. A su temprana edad se enlisto al ejercito voluntariamente y fue destinado al destacamento Villarroel, y tuvo que manejar la ametralladora por el balón de futbol, para ir a las filas enemigas. Actualmente vive en la calle La Paz y Destacamento 111 en Sucre. A sus noventa años cumplidos, nos cuenta entre lágrimas el infierno que tuve que vivir en carne propia, en las áridas tierras del Chaco.
Foto: La Patria
El 1 de enero de 1933, Dionisio se enlisto al Ejército en Oruro incorporándose al Destacamento 125, luego fue enviado al cuartel de Nazareno en Tupiza. Al llegar estuvo cansado al igual que sus camaradas por el peso de la cartuchera llena de proyectiles. Caminando largas distancias Vásquez cargaba una ametralladora liviana, muchos de ellos cortaron en forma de listones de algunas carpas para amarrárselas. Para alivianar el peso. Al llegar a una pampa cercana a Tarija, descansaron. Al día siguiente a las cinco de la mañana se movilizaron a la carretera donde estaban estacionas varios caminos que los llevaría hasta San Roque para almorzar. En ese momento la gente se aglomeraba por la plaza principal para escuchar música triste. Él y sus tres amigos de la infancia escolar apodados “cochecoche”, “correvolando” y “jorbas”. Permanecieron por 15 días en Tarija y después fueron al Chaco, ya en el trayecto vieron a varios enfermos y heridos, al grado de pensar que no volvería vivos del Chaco.
Pero su convicción era más fuerte, que el miedo a la muerte. Llegando así al fortín Saavedra, los soldados se alistaron para atacar Nanawa. Fue uno de los ataques más fuertes, El General Hans Kundt envió tanques para la misión, pero no fueron útiles por su rápida temperatura al movilizarse. El 4 de julio, la infantería 7 del destacamento Muñoz y cinco regimientos más como: Pérez, Chacaltaya, Azurduy y otros, entraron con todo. Varios fueron los gritos y llantos de moribundos tirados en medio de las balas, los tres amigos de Dionisio se separaron por la poca visibilidad del fumo de las granadas y proyectiles. Los tanques que iban delante de ellos, fueron gravemente dañados por los cañones modernos atrincherados. No tuvieron más opción que retirarse del lugar en medio de los centenares de muertos que eran alcanzados por las bombas aéreas enemigas.
Muchos morían por las balas del enemigo y otros por el hambre y la sed. Ya que a varios se le dotaba de caramañola de agua, una bolsa de coca, cigarrillos y una viandita en pocas porciones. No comían nada en semanas y muchos llegaban débiles al combate. En ese momento se les dio la orden de ir a ayudar al regimiento Azurduy quienes fueron cercados con una fracción de sus hombres ante el enemigo.
Muchos morían en el campo de batalla y otros en los caminos, arrastrándolos a un árbol y tapándolos con las ramas. Todos caminaban largas distancias con sus chocolateras (botas), pero por el intenso calor se los sacaban, colocándose abarcas. Pero se rompían al entrar a la greda pegajosa.
En el trayecto, se escucharon los disparos del enemigo, corrieron para formar una columna llegando al lugar. Para hacer frente al nido a la ametralladoras paraguayas bien equipados. En ese instante les ordenaron usar las granadas para el asalto. Rápidamente los lanzaron hacía en nido provocando un enorme humo, destruyéndolos. Se atrincheraron por un momento hasta que se disipe el humo. Rápidamente los que estuvieron en pie tras el combate se fueron a incorporar al siguiente regimiento. En ese momento Dionisio cayo, al suelo por una fiebre terrible de paludismo. No pudo levantarse y pidió a sus camaradas ir adelante. Luego arrastró hacia un árbol y la temperatura le subió muchos más, hasta perder la conciencia, durante una hora y media.
Al despertarse vio las botas de un militar ordenando llevarlo a la enfermería por su gravedad. Era el teniente Peñaranda, quien salvo su vida. Caminaron hasta llegar a puesto militar, pero fueron destruidos por los (pilas) paraguayos quienes mataron a todos. No tuvieron de otra que recostarlo al aire libre colocándolo un enema por un mes. Después de ese tiempo ya pudo movilizarse, y el teniente le dijo “porque tuvo que enlistarse a muy temprana edad”, y él le mencionó “para defender mi patria señor”. Peñaranda vio al joven con un fervor alto así que decidió, destinarlo como chofer de ambulancia, para trasladar a los heridos. Hasta concluir el conflicto bélico.
Foto: La Patria
Como muchos testimonios esto fue el relato del soldado Dionisio Vásquez Caballero un adolecente que defendió la patria a muy temprana edad. Como muchos jóvenes que son recordados por la historia boliviana.
Fuente: Pedro Desbreczeni.




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